Fuente: Real Estate/ Rocío Alavez
- El gasto público en las obras de infraestructura insignia del gobierno federal impulsará al PIB de la construcción entre 10 y 12% en 2023, pero la conclusión del sexenio y el menor presupuesto para éstas lo estancarán en 2024.
Las principales obras de infraestructura de la actual administración federal y el gasto público destinado para ello se convirtieron en el principal motor de la industria de la construcción, toda vez que la edificación ha mostrado un gran rezago.
Es bien sabido que la industria de la construcción genera mucho empleo en México, y por lo mismo es un gran aportador al Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Sin embargo, desde los nocivos efectos que supuso el paro de actividades en las edificaciones por la pandemia de Covid-19 hace más de dos años, el sector no ha podido levantarse y ha dependido en gran medida de la inversión destinada a los proyectos del gobierno federal.
Datos de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) indican que la construcción es el quinto sector económico generador de riqueza, medido como porcentaje del PIB, con 7% total de la economía del país al primer semestre de 2023 (1S23), además, es la sexta actividad económica con mayor número de personas ocupadas, al 1S23 aportó 4.6 millones de personas, 7.8% de la población nacional ocupada.
El PIB de la construcción cerró el 2022 en 1.31 billones de pesos, mientras que al cierre de la primera mitad de 2023 alcanzó 1.41 billones de pesos.
La industria de la construcción acumuló un crecimiento de 10.5% al segundo semestre de 2023, basado principalmente en el desempeño del subsector de obra civil, que en el mismo periodo habría avanzado 78% apoyado por una fuerte inversión en obra pública, de acuerdo con el análisis Situación Inmobiliaria México de BBVA.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reportó que de enero a agosto de 2023 la industria de la construcción acumuló un crecimiento de 14.9%, respecto al mismo periodo de 2022, impulsado por un repunte de 104.8 anual en la construcción de obras de ingeniería civil, pero contenido por un avance de solo 2.5% en la edificación y 1.9% en los trabajos especializados del sector en los ocho primeros meses del año.
Si bien el presupuesto público creció hasta superar los 800 mil millones de pesos (mdp), un aumento de 78% es difícil de sostener, refiere el documento Situación Inmobiliaria del segundo semestre de 2023; y añade que el “sector de la construcción se ha vuelto muy dinámico en los últimos años desde la perspectiva de cuáles tipos de obra cobran mayor relevancia”, de los que puede mencionarse el Tren Maya, aeropuertos (Tulum) o refinerías (Tabasco), en el Sureste del país. Además, debemos considerar también al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
De enero a agosto de 2023, la industria de la construcción acumuló un crecimiento de 14.9%.
Obra civil se coloca a niveles prepandemia
En agosto pasado, el Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) mostró un incremento mensual de 0.31%, avanzando por sexto mes consecutivo y con el indicador alcanzando un nuevo máximo en registro. A tasa anual, el indicador registró un crecimiento de 5.04%, ligeramente por encima de la tasa de 4.95% observada en julio. De este modo, el IMAI acumuló 30 meses consecutivos de tasas anuales positivas.
Un estudio de Grupo Financiero Base, con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), mencionó que el dato positivo de la industria en agosto se vio impulsado por el sector de la minería y por el de la construcción, en donde la construcción de obras de ingeniería civil registró un avance mensual de 11.78% y acumuló 8 meses consecutivos de crecimiento.
De forma anual, en el octavo mes del año, la construcción mostró un crecimiento de 30.08%, siendo la mayor tasa anual desde mayo de 2021 cuando progresó 49.61% debido a un efecto rebote luego de la fase intensa del Covid. Al interior, el desempeño de la construcción de obras de ingeniería civil registró un aumento de 188.72%, siendo la mayor ampliación histórica anual, lo que indica que el subsector se colocó 21.6% por encima de niveles prepandémicos.
Al comparar el total del valor de la construcción durante los primeros seis meses de 2022 y 2023, se observa un incremento del 29.5% en términos constantes. Donde la participación pública aumentó de 40.1% al cierre del 2022 a 43.9% a la mitad de 2023; el año en curso es al que más recursos se le han dedicado a las obras emblemáticas de la actual administración, mientras que la parte privada solo avanzó 16.5 por ciento.
El escenario de mayor obra pública ha ocurrido sobre todo en infraestructura de transporte y energética. Con base en la Encuesta Nacional a Empresas Constructoras (ENEC) del INEGI, el valor bruto de las obras de infraestructura en Comunicaciones y Transporte sumó 42 mil mdp en los primeros seis meses de 2022, mientras que en el primer semestre del 2023 el monto fue de 58 mil mdp, 40.5% más.
No se espera que en lo que resta del 2023 se vea un cambio de tendencia en el sector de la construcción.
De forma similar, las obras en materia energética se incrementaron 48.5% en términos constantes después de que de enero a junio de 2022 el monto ascendió a 25 mil mdp, pero en el mismo periodo de 2023 fue de 38 mil mdp. Por lo regular se tienen presentes las fuertes inversiones públicas para hidrocarburos y su procesamiento, cuyo monto cuadruplica al de energía eléctrica.
En términos constantes, el aumento del gasto para obra pública en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) pasó de 714 mil mdp a 852 mil mdp en 2023, un aumento de 19.3%, cifra extraordinaria luego del aumento de 16.6% en 2022, también en términos constantes. Sin embargo, el Proyecto de PEF 2024 contempla una reducción de 28.9%, por lo que se espera una fuerte contracción en este tipo de obras.
Conforme a lo esperado en el semestre anterior después de ver el monto asignado a obras públicas, la obra civil es el subsector más dinámico en la construcción: al 2T23, su PIB acumuló 277 mil mdp, este nivel no se observaba desde el 3T15; un salto bastante marcado pues el 2022 terminó con un PIB de 175 mil mdp, destacan los analistas de BBVA México.
El saldo de crédito dirigido a este tipo de obras también mantiene una tendencia a la baja pese a la mayor actividad. Como ha sido una constante en años recientes, una gran parte del fondeo de esta actividad proviene de fondos públicos, lo que hace menos necesario el crédito comercial o de desarrollo. “No obstante, también consideramos que es el alto costo de fondeo lo que inhibe la demanda por este tipo de financiamiento”.
Crecimiento, pero con retos en el aire
Por otra parte, analistas de Banorte reconocen que persisten o están materializándose retos para la industria de la construcción –que continúa moderándose–, como mayores presiones en los precios de los energéticos y de otros commodities; incertidumbre sobre la actividad global, con temores por mayor debilidad económica en China; y las altas tasas de interés por más tiempo de lo previsto.
Por el contrario, “no descartamos que otros factores puedan limitar el impacto negativo de lo anterior. Al interior, continuamos viendo al gasto de inversión gubernamental como un importante soporte, mientras que en el exterior prevalecen las señales de cautela sobre las manufacturas en Estados Unidos”, dijeron los analistas económicos y financieros en el reporte correspondiente a octubre.
No se espera que en lo que resta del 2023 se vea un cambio de tendencia en el sector de la construcción: El PIB de la obra civil cerrará el año con incrementos significativos gracias a los altos recursos dirigidos a este tipo de construcción. Con lo que esperamos que el sector completo continúe creciendo durante este año, aunque de forma más moderada en 2024, año en que es muy probable que se destinen menos recursos a la obra pública.
Un efecto adicional será que el alto número de trabajadores de la construcción en estados con obras emblemáticas disminuirá conforme se terminen dichas infraestructuras, es el caso de Oaxaca y Veracruz, con el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT); Yucatán y Quintana Roo, con el Tren Maya y el Aeropuerto de Tulum, respectivamente; Tabasco y la Refinería Olmeca en Dos Bocas, por mencionar algunos.
Y aunque el gobierno federal continuará dando prioridad a la consumación de las obras insignias, impulsando a la inversión pública, y que los altos niveles de confianza empresarial y el reagrupamiento en las cadenas de suministro soportan a la inversión privada, en un entorno de altas tasas de interés y con una expectativa de una desaceleración económica, es posible que la confianza, la inversión y, por ende, la construcción, vayan perdiendo fuerza.
La CMIC prevé que la industria de la construcción alcance un crecimiento de 10% para el cierre de 2023; menor para 2024.
Como lo mencionó Francisco Solares Alemán, presidente nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC): “Aun cerrando el año con un crecimiento anual de 7.2% en la construcción, como el que se registró en los primeros cinco meses del año, no le alcanzará a este sector industrial para llegar al nivel que logró en el 2019 antes de la pandemia, debido a la falta de inversión pública en infraestructura a lo largo del país”.
“Inclusive a fines de este 2023 no se recuperará todavía la producción de las empresas constructoras, porque si queremos en el 2024 llegar a la misma producción de 2019 tendríamos que crecer por ahí de 18% y eso es prácticamente imposible”, agregó en una conferencia en agosto, en donde destacó la importancia de fortalecer la colaboración entre las diferentes delegaciones de la CMIC para impulsar el crecimiento y desarrollo del sector.
Incluso, considerando un panorama retador que presenta la industria de la construcción, el organismo prevé que alcance un crecimiento de 10% para el cierre de este año y para 2024 el crecimiento será menor pero apoyado, a pesar de todo, por el fenómeno de la relocalización de empresas, el gasto de gobierno en inversión física y el impulso que siempre hay cuando es fin de sexenio.
Vale comentar que el presupuesto federal para infraestructura tiene un ejercicio más dinámico, más rápido si cabe, que en 2022 porque se debe cumplir con la terminación de los proyectos prioritarios, como los que ya se mencionaron. A ello “sumamos” el interés de las empresas extranjeras por instalar sus plantas de fabricación en México, esos dos factores son los que han influido en este aumento, dijo Solares Alemán en una entrevista con Dinero en Imagen.
Los analistas de BBVA prevén que en 2023 el sector de la construcción alcance un crecimiento de 12% en su PIB, pero ante un menor gasto público en 2024, para entonces ven un crecimiento nulo.