Fuente: Milenio/ Roberto Valadez
- Calificadoras y especialistas cuantifican en 270 mil mdp los recursos necesarios; se reforzará edificaciones con nuevos materiales como vidrio templado, acero, aluminio y otros
La industria de la construcción se prepara para atender los retos que significará reedificar la infraestructura e inmuebles de Acapulco, tras las graves afectaciones que dejó el huracán Otis, que implicarán un monto de hasta 270 mil millones de pesos para lo que algunos especialistas llaman “la reconstrucción más grande en la historia de México”.
El especialista en infraestructura de la consultora Marcos y Asociados, Luis Miguel Labardini, sentenció que la reconstrucción del puerto guerrerense nunca se había visto en la historia de México.
La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) está en pláticas con la Secretaría de Economía para verificar las necesidades y abasto de materiales para que el restablecimiento de las edificaciones y hoteles sean más resistentes, además de crear nuevas zonas urbanas y reubicar los asentamientos irregulares e incluso nueva infraestructura de almacenamiento energético.
Francisco Solares, presidente de la CMIC, explicó a MILENIO que habrá una mayor demanda de materiales. Por ejemplo, se deberá usar cristal templado, como el de los parabrisas de los automóviles que cuando se rompen quedan trozos grandes que no cortan, mientras que los tradicionales “se quiebran, y los restos quedan como cuchillos o espadas, que son muy peligrosos”, explicó el directivo.
Las calificadoras Fitch Ratings y Moody’s realizaron la proyección de recursos que se necesitarán para el destino, lo cual está entre 15 mil y 16 mil millones de dólares (más de 270 mil millones de pesos), monto que se encuentra por arriba de los 61 mil mdp planteados en el plan inicial del gobierno el pasado 30 de octubre y que más tarde el presidente Andrés manuel López Obrador, señaló que “habrá recursos ilimitados”.
Resiliencia y resistencia
Francisco Solares, explicó que hay ciudades donde pegan más huracanes, como es en Miami, donde los establecimientos de alojamiento tienen cortinas de aluminio frente a las ventanas, por lo que en el momento de alguna eventualidad se bajan y las afectaciones se reducen.
Este tipo de acciones se podrían tomar como ejemplo para Acapulco, porque es seguro que en el futuro llegarán más huracanes y habrá que estar preparados, comentó el directivo.
Asimismo, Solares mencionó que otra opción que se tiene para la reconstrucción es diseñar nuevos edificios sin grandes ventanales, como estaban anteriormente, y edificar muros con materiales más resistentes, como son los tabiques.
En este sentido, el presidente de CMIC, comentó que las compañías de la industria cuentan con la maquinaria necesaria para realizar los trabajos de reconstrucción, aunque para ellos “implica tener que transportar equipos de otros estados”.
En cuanto a la fuerza laboral que se podría necesitar para la reconstrucción del puerto guerrerense, personal de otras naciones se ha dicho estar dispuesta a participar activamente.
En este sentido, la organización civil Pueblos Sin Fronteras, ha dado a conocer que comenzó con la elaboración de una lista de los migrantes que desean sumarse a esta labor humanitaria, con lo cual solicitarán a las autoridades del Instituto de Nacional de Migración los apoye con el traslado vía terrestre.
La organización señaló que están dispuestos a firmar documentos donde se comprometen a acudir únicamente a Acapulco y apoyar a que los habitantes de esa ciudad costera reconstruyan su vida.
Asimismo, se tienen estimaciones del gobierno de Quintana Roo que una vez concluidas en diciembre los megaproyectos del gobierno en la entidad, se tendría disponibles a 20 mil trabajadores.
La Secretaría de Trabajo y Previsión Social de la entidad, informó que están tomando las medidas necesarias para preparar a los trabajadores y brindarles capacitación a fin de reintegrarlos al mercado laboral.
Energéticos otra prioridad
En temas de infraestructura energética, el analista de la consultora Marcos y Asociados, Luis Miguel Labardini, explicó que se necesitará la construcción de unidades de almacenamiento de combustible, porque no se tenían y por eso el problema de desabasto que se registró después de la llegada del huracán Otis.
En Acapulco y en todo México se tiene una capacidad de almacenamiento de gasolina y otros energéticos de solamente tres días, cuando en Estados Unidos es de hasta 90 días, es algo que debe tener el nuevo destino del Pacífico que se va a construir, mencionó el especialista.